

Cuando me asignan grupos por primera vez, acostumbro a preguntarles a mis alumnos... ¿les gusta la especialidad? , ¿por qué la escogieron?, ¿por qué están estudiando?, entre otras preguntas, hay alumnos que contestan que no tuvieron opción, algunos otros comentan que sus padres los obligaron, otros que no saben y los demás se decidieron porque es la carrera con futuro. Me identifico mucho con estas respuestas y al terminar de escucharlos, doy inicio a mi historia...
Desde los 11 años de edad les comentaba a mi familia que me gustaría ser maestra, me encantaba jugar a serlo, las vecinas llevaban a sus hijos con edades entre 6 y 9 años para ayudarles con las tareas o simplemente jugábamos a la escuelita, tengo una tía que ejerce esta carrera, ella es maestra de primaria, con la cuál conviví mucho tiempo y le ayudaba a realizar ciertas actividades, obviamente esto tuvo mucho que ver con mi ilusión de llegar a ser maestra. Cuando concluyo la secundaria, mis padres se oponen a que ingrese a la preparatoria, deciden que el CBTIS es una mejor opción, y con la promesa de que al terminar el bachillerato podré entrar a la escuela Normal me convencen, pero cual es la sorpresa que al egresar del CBTIS, se oponen rotundamente y su propuesta es que ingreso al Tecnológico o no estudio.
Sin más opción, ingreso al Instituto Tecnológico de Cd. Victoria en la carrera de Licenciatura en Informática, al inicio fue muy difícil, confieso que tardé un poco en enamorarme de mi profesión, pero afortunadamente hubo personas que me hicieron comentarios muy asertivos como por ejemplo el que terminara mi carrera y que pensara que ésta me ayudaría a encontrar trabajo de maestra, no precisamente de primaria, pero si de computación, ya que tenía mucha demanda, además también la ventaja de poder trabajar en cualquier otro sector.
Para mi fortuna, al faltar un mes para egresar del Tecnológico, tuve la oportunidad de trabajar los fines de semana en una escuela privada de computación, pero el tiempo fue muy corto, aunque lo disfrute a lo máximo, tenía 3 grupos, uno para niños, otro para adolescentes y el último para adultos. Posteriormente mi experiencia laboral se limitó a empresas públicas y privadas, hasta que se me presenta la oportunidad de cubrir un interinato en el CBTIS Nº 210 en Jaumave, y es aquí donde inicia la maravillosa y gratificante experiencia de ser maestra.
Siempre recordaré ese primer día con muchísimos nervios y miedo de no saber contestar a los alumnos en determinada situación. El compromiso que tienes con los alumnos es muy grande y lo es aún más cuando no tienes los elementos técnicos– pedagógicos, por eso ingresé inmediatamente a una maestría en docencia, la cual me brindaría las herramientas necesarias para desenvolverme con mayor seguridad.
He tenido muchas satisfacciones al colaborar en la formación de los alumnos, me siento muy contenta cuando me los encuentro tiempo después y aun me recuerdan y agradecen el apoyo tanto a nivel académico como personal.
El ser maestro tiene muchísimas recompensas, estoy muy feliz de haberlo logrado, aún y cuando no fue de la manera como lo soñé.
Y así termino la primera sesión con los alumnos, dejándoles saber que es importante ser alguien en la vida, que podemos alcanzar nuestros sueños y lo importante que es trabajar en lo que realmente nos gusta.
Es un gusto compartir con ustedes este relato, en verdad lo disfruto, bien dicen que recordar es volver a vivir.
¡ S a l u d o s ¡
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